Edición autógrafa del Primer nueva corónica y buen gobierno de Felipe Guaman Poma de Ayala.
A este gran grupo, se opone otro, denominado cronistas nativos y mestizos. Los cronistas nativos son miembros de élites regionales e incluso miembros de la familia real incaica, como Titu Cusi Yupanqui, que en 1570 escribiría la Relación de cómo los españoles entraron en Perú y el subceso que tuvo Mango Inca en el tiempo que entre ellos vivió, que aprendieron la cultura de los españoles y la utilizan para expresar (a través de la escritura) su vision no-oficial de la historia propia (muchos de ellos presentan crónicas que se remiten a la creación del mundo, las diferentes edades de la tierra, la guerras civiles entre los incas), la tradición y costumbres de sus pueblos, la conquista y los resultados de las colonias. Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, escribe en 1613 la Relación de antigüedades deste reino del Peru y Felipe Guaman Poma de Ayala en su El primer nueva crónica y buen gobierno (sic. escrito entre 1585 y 1615, publicado en 1936) nos presentan el proceso de destrucción del mundo andino (debido a soberbia de los incas o falla en la comunicación con los españoles), tratan de explicar y presentar una alternativa a la realidad caótica que ven. La crónica de Juan de Santa Cruz Pachacuti destaca por un intento de explicar la cosmogonía incaica, su uso rudimentario del español (fuertemente quechuizado), pero no es sino Guaman Poma, en su crónica que es en realidad una extensa carta al rey de España, Felipe III, el que explica desde la creación del mundo hasta una propuesta de una sociedad utópica, dividida en cuatro reinos. Guaman Poma supone un cronista distinto, un momento único ya que no solamente se propone hacer un recorrido histórico del territorio peruano, sino que también lo hace de la Colonia (criticando duramente los abusos de autoridad de los sacerdotes, corregidores y la mezcla entre indios y españoles, Sánchez afirma que se trata de un j'accuse) y postula correcciones a este sistema. Se trata, retomando la idea expresada por Martin Lienhard, del primer cronista que asimila plenamente la letra (española) y la pone al uso de intereses propios. La crónica destaca, además, por su extensión; el manuscrito original está compuesto por 1179 hojas y por el uso, extenso e innovador de ilustraciones que relatan la realidad que el cronista nos va describiendo (son 398 dibujos).
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